Los materiales comunes para bancos de exterior incluyen madera tratada para exteriores (como la teca o el cedro), metal resistente a la corrosión (como el aluminio o el acero inoxidable), plástico reciclado duradero y composite de madera-plástico. Estos materiales están diseñados para resistir las condiciones climáticas y ofrecer durabilidad.
Para mantener la apariencia y durabilidad del banco de exterior, se recomienda limpiarlo regularmente con agua y jabón suave. Para bancos de madera, es importante aplicar selladores o aceites específicos para exteriores para protegerlos de la intemperie. Los bancos de metal pueden beneficiarse de una capa de pintura antióxido y los de plástico se pueden limpiar con facilidad con un paño húmedo.
El lugar ideal para colocar un banco de exterior dependerá de varios factores, como la disposición del espacio, la vista deseada y la exposición al sol y al viento. Busca un área plana y estable, evitando zonas de encharcamiento. Además, considera la sombra y la comodidad al sentarse para aprovechar al máximo su uso.
Los bancos de exterior suelen ofrecer asientos para dos o tres personas, aunque hay opciones más grandes disponibles. Es importante verificar las dimensiones y capacidad de asientos específicas de cada banco para asegurarse de que se adapte a las necesidades de espacio y comodidad deseadas.
Los bancos de madera natural ofrecen una estética cálida y tradicional, requieren cierto mantenimiento y pueden mostrar variaciones naturales en el color con el tiempo. En contraste, los bancos de materiales compuestos (madera-plástico) son más resistentes a la decoloración, no se deforman fácilmente y requieren menos mantenimiento, conservando su apariencia durante más tiempo. La elección depende de las preferencias personales y del nivel de mantenimiento deseado.