Clavos

¿Necesitas unir superficies o sujetar objetos? Tenemos clavos en distintos materiales para ayudarte a hacerlo con seguridad y facilidad.

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Los clavos son el compañero imprescindible para cualquier caja de herramientas, apaño doméstico, reforma o montaje. Permiten realizar una grandiosa variedad de uniones entre materiales y superficies, sobre todo en madera, conglomerados y similares. Se distinguen por el diámetro, el material, la medida y, en especial, la cabeza.

Para qué sirve un clavo

Desde el punto de vista de la ferretería y la carpintería, al clavo se lo define como un pequeño objeto metálico (aunque puede ser también de otros materiales), usado para sujetar dos superficies y unirlas. Algunos ejemplos de su uso es el de hacer de clavija, para colgar o para juntar.

Se distinguen por su cabeza, normalmente plana y donde se golpea el martillo, y una punta afilada para clavarlo en la superficie. Permite mantener los materiales unidos y su aplicación presenta una gran adaptabilidad a multitud de situaciones. Suelen usarse mucho en el montaje de estantes de pared.

Qué partes forman un clavo

Como mencionábamos en la definición del clavo, pueden presentar diferencia en la cabeza, el material o la forma. Obviamente, también en el material y acabado, ya sea como el clavo de acero, clavo metálico o variantes. Según la tarea que quieras desarrollar, debes tener en cuenta:

Cabeza – Puede ser plana, la más clásica y con superficie para golpear. También puede ser ancha, para mayor capacidad de agarre. También, estriada ya que facilita el clavado, o hasta perdida, que queda dentro de la superficie.

Cuerpo – según la resistencia y longitud, encontramos varias opciones en cuanto al cuerpo y grosor del clavo. Encontramos el clavo liso, clásico, sin relieve y fácil de clavar. Puede ser también estriado, con un cuerpo con forma de anillos y que recuerda al tornillo, que dificulta que se desclave. O roscado, dando uniones duraderas dado que dificulta que se desprenda por golpes o fricciones.

Punta – el extremo que se clava en la superficie y provoca la perforación, se considerará según la situación en la que se vaya a encontrar el clavo. La típica es la de cincel, aunque también puede ser plana para evitar que la madera se agriete. O directamente afilada con cuatro aristas, pensada para los materiales duros.

Materiales de los clavos

Como de costumbre, el material se elegirá según el entorno en el que vayamos a usar el clavo. El más convencional y utilizado, es el clavo de acero pulido, aunque podemos encontrarlo en distintos materiales:

Clavo de acero pulido: de uso doméstico, anticorrosión, efectivo y practico.

Clavo de acero inoxidable: pensado para resistir en el exterior, de material muy duradero. Son muy utilizados en los muebles de jardín y terraza.

Clavo de acero galvanizado y zincado: con hierro y cinc, aún más resistente en exteriores pues soporta también la abrasión.

Clavo de latón: especialmente usado por su estética decorativa otorgada por la aleación de cobre.

Estos son los materiales para clavos más usados, aunque hay más opciones y variantes según su uso. La gran versatilidad de los clavos y función casi básica, los convierte en un gran aliado en muchas situaciones.